Pastor Ock Soo Park

Testimonio de Salvación

Fue entonces cuando tuve la fe de que "La sangre de Jesús
ya ha lavado mis pecados tan blancos como la nieve".

Kays Glass Misionero de la Cruzada Mundial Evangelistica (WEC: Worldwide Evangelistic Crusade) Mision en Inglaterra y el pastor Ock Soo Park durante la escuela secundaria.

Debido a la influencia de mi madre, viví una vida diligente en la iglesia desde mi niñez, pero no conocí el Evangelio exacto, por lo cual no tenía paz en mi corazón y sufría por mis pecados durante mucho tiempo. Cuando estaba en la escuela secundaria, el primer misionero en Corea, Kays Glass, de la Cruzada Evangelistica Mundial (WEC, por sus siglas en inglés fundada por Charles Studd), visitó la iglesia a la que asistía, enseñó inglés y predicó la Palabra. Es por esa razón que de manera natural pasamos tiempo juntos. Un día, mientras se preparaba para salir a compartir, le dije que iría con él. Fue entonces cuando Kays Glass me preguntó: “¿Eres salvo? ¿Cómo puedes decirles a otros que se salven cuando tú tampoco eres salvo? Su pregunta me dio la oportunidad de reflexionar sobre los vagos pensamientos que tenía acerca de mi alma delante de Dios: «Puedo ir al cielo si voy a la iglesia, rezo y doy mis diezmos».

Un día, cuando me enfrentaba a muchos conflictos y sufrimientos por causa del pecado, me di cuenta de que Jesús lavó todos mis pecados mientras leía la Biblia. Sin embargo, durante una reunión de avivamiento en mi iglesia, el Pastor nos dio dos testimonios sobre la salvación.

“Primero, en el momento en que recibimos la salvación, todos los pecados que hemos cometido nos vienen a la mente en una serie como efecto domino. Por otro lado, y en segundo lugar, cuando uno es salvo no recordará más los pecados que ha cometido”. Eso fue una mentira y no era conforme a la Biblia, debido a eso sufrí durante dos años. La Biblia dice claramente que mis pecados fueron perdonados, pero según el Pastor yo no había recibido la salvación. Sufrí porque no estaba seguro si era correcto que mis pecados habían sido lavados o si las palabras de aquel Pastor eran las correctas. Debí de haber abierto las Escrituras para confirmar cuál era la Palabra de Dios, sin embargo, yo estaba confundido pues creí que ambas eran las Palabras de Dios.

Un día, cuando la capilla estaba vacía, me sentí tan mal que me arrodillé frente al podio en la noche y oré a Dios esperando su respuesta: «Dios, quiero saber si mis pecados han sido lavados o no. Si mis pecados fueron lavados, por favor dígame una sola vez “¡Fueron lavados!”». Sin embargo, no importa cuánto tiempo esperé, no pude escuchar la voz de Dios, únicamente los ruidos de las ratas corriendo por el techo. Aún después de orar fervientemente durante varios días, no pude escuchar esa voz. Pensé: «¡Dios me ha abandonado! ¡Soy un hombre abandonado!» Incluso después de pasado el tiempo todavía estaba sufriendo por mis pecados, pero extrañamente mientras oraba, pensé “Mis pecados fueron perdonados”. Lo creí dentro de mi corazón y fue entonces cuando confirmé mi salvación.

Con el paso del tiempo, la Palabra fluyó hacia mi corazón y el rango de la salvación se amplió. Al principio, solo sabía que todos mis pecados habían sido lavados, pero ahora he aprendido mucho sobre los secretos del perdón que se encuentran en la Biblia. Descubrí que la sangre de la cruz era una prueba del perdón de mis pecados. También aprendí que hay una conexión entre los sacrificios de Levítico y la historia de Juan bautizando a Jesús, el hecho de que el pecado del mundo fue entregado a Jesús. Además, me di cuenta que Jesucristo se convirtió en el Sumo Sacerdote eterno. Ahora se ha establecido en mi corazón un sólido pilar de fe que no puede ser sacudido, no importa lo que alguien diga. Sin embargo, antes de eso mi corazón muy frecuentemente se movía.

Lo importante es la promesa registrada de que mi pecado ha sido lavado por la sangre en la cruz. Cualquier otra cosa que no sea lo establecido en la Biblia no puede salvarnos, ni puede ser una prueba de justicia. En momentos en los que pecamos aún después de ser salvos, cuando es difícil orar, cuando las palabras de la Biblia no entran en nuestro corazón, aunque caemos en la tentación y el mundo parece bueno a delante de nuestros ojos, debemos recordar que estas cosas no tienen ninguna relación con nuestra salvación. Cuando recibes la salvación y derramas muchas lágrimas, si crees que las lágrimas son un signo de la salvación, entonces estás creyendo en las lágrimas y no en la Palabra de Dios. Si una persona está segura de su salvación porque está llena del espíritu, esa persona cree en el estado de encontrarse llena del espíritu y no en la Palabra de Dios. La verdadera fe no depende de nuestra imagen, de cómo es nuestra situación, de lo que diga el diablo, la fe es únicamente creer en la Palabra de Dios que se encuentra registrada en la Biblia.

Mucha gente está esperando una salvación segura, y una Palabra segura, pero si ellos están esperando que la Palabra les traiga claridad absoluta a su corazón, una Palabra que les haga sentir que están flotando, entonces, será bastante difícil que cualquier Palabra pueda entrar en su corazón. Sin embargo, en la Biblia no se ha registrado una «palabra segura», sino que sólo se ha registrado la «Palabra de Dios». Recibimos la salvación por medio de la palabra de Dios que se nos ha prometido y no hay otra forma de recibir la fe excepto por recibir la Palabra. Yo no era nada cuando estaba en la escuela misionera y no hubo obras grandes o asombrosas que sucedieron por medio de mí. Dado que yo era una persona que a menudo tenía dos mentalidades, una mente débil y y otra miserable, solo podía confiar en la Palabra de Dios y creer en ella.